9 verdades que nunca te cuentan cuando creas una empresa
Recuperamos
el manifiesto clásico del fundador de la incubadora Y Combinator Paul
Graham que define cómo son las empresas de éxito. Cualquier
aspirante a empresario ya sabe que su negocio tiene que escalar... salvo al
principio, según Graham: el arranque de un negocio/comercio/startup consiste en
hacer cosas que, precisamente, no escalan. Son estas nueve y marcan la
diferencia entre éxito y fracaso.
Salen a la calle a por clientes
La única forma de validar tu
idea de negocio es con clientes reales. Es la única verdad absoluta para un
negocio que arranca.
"La principal razón por la
que los fundadores de los
negocios ignoran el peso que tiene conseguir clientes al principio uno a uno, saliendo a la calle a por ellos, en
una tarea analógica y manual, es que las cifras les resultan demasiado
pequeñas. Y lo que hacen es desestimar el poder del crecimiento
compuesto", apunta Graham.
"Si tienes 100 usuarios
una semana, sólo necesitas 10 la semana siguiente para crecer a un ritmo del
10% a la semana. Al año, eso representan 14.000 usuarios. A los
dos años, dos millones", advierte.
Son conscientes de su fragilidad... y de su potencial
Un negocio no se plantea así:
voy a montar una tienda online de camisetas. Sino así: voy a montar la
principal marca europea de camisetas sin costuras de tejido ecológico, un
negocio que va a tener presencia en más de 100 países, que tendrá varios
canales de ventas, online y tradicionales, y presencia entre las principales
tiendas de moda del mundo.
La diferencia entre una y otra
no es pequeña. Y entre una y otra está la fragilidad inicial de los negocios: pueden
no conseguirlo, pero tienen que tener claro hasta dónde pueden llegar y cuál es
su potencial.
"Muchos emprendedores
miden inconscientemente a los negocios que arrancan con los estándares de las
empresas consolidadas. Es como mirar a un bebé y decir: "No va a conseguir
nada nunca"", señala el fundador de Y Combinator.
"No pasa nada porque los
periodistas [y ahí nos incluimos nosotros, que no somos una excepción] y los
sabiondos [ahí no nos incluimos] desprecian tu negocio al principio. La mayoría
de las veces se equivocan. Incluso muchos inversores despreciarán tu modelo de
negocio y no cambiarán de opinión hasta que te vean crecer. Lo verdaderamente importante es que tú no
desprecies tu negocio. Tienes
que ser consciente del potencial que tiene tu negocio", señala.
Graham cuenta la anécdota del
regreso de Bill Gates a Harvard después de haber montado ya
Microsoft. "También el cometió el error de despreciar su idea. No habría
regresado de haber sido consciente ya en ese momento del potencial de su
idea", asegura.
Hacen felices a los clientes desde el minuto uno
Eso debería estar claro... ¿no?
Se soluciona un problema del cliente por el que está dispuesto a pagar un
precio razonable para su forma de pensar y, por tanto, se siente bien. Según
Graham las startups no lo tienen claro.
"Primero porque muchos son
ingenieros que no saben mucho de atención al cliente. Segundo porque no se
vuelcan en hablar con sus primeros clientes y pulir al máximo sus productos a
partir del feedback. Un feedback personal, no digital. Y en tercer lugar porque lo
más habitual es que nunca les hayan prestado a ellos nunca ese nivel de
atención a ellos como clientes y, claro, no están acostumbrados",
reflexiona.
Se obsesionan con sus consumidores
"Cuando Steve Jobs decía
que un producto debía ser 'insanely great' (enfermizamente fabuloso) se refería
a que la experiencia del consumidor con ese producto debería ser, eso, enfermizamente
fabulosa. No se refería al producto. El producto es sólo un componente. Un
negocio que arranca puede garantizar esa experiencia enfermiza (en el mejor
sentido de la palabra) aunque su producto no sea perfecto, fabuloso...",
pone como ejemplo Graham.
Son capaces de controlar el fuego
La mejor forma de mantener el
foco cuando un negocio da sus primeros pasos es elegir un nicho en el que hacer
experimentos y no salir de ahí hasta que no se haya testado suficientemente la
propuesta de valor.
"Es como contener el fuego
antes de echar más leña. Es lo que hizo Facebook. Al principio se centró con
los estudiantes de Harvard, un mercado potencial de unos pocos miles de
personas. Luego ampliaron a otras universidades, pero siguieron dirigiéndose a
estudiantes universitarios. Lo que hay que tener claro es que ese mercado tiene
que ser un mercado objetivo. No se trata de dirigirse
a un mercado porque sea pequeño, sino de poder hacer pruebas controlando el
fuego", argumenta Graham.
Se convierten en consultores de sus clientes
"En muchas ocasiones
recomendamos a los fundadores de los negocios, sobre todo si se trata de
negocios B2B, que se conviertan en consultores de un único cliente. Que
construyan en torno a un único cliente en función de sus necesidades
específicas. Lo más probable es que
haya más clientes que compartan muchas de sus necesidades, pero sobre todo
ayuda a aprender cómo se satisface a un cliente",
defiende.
Hacen las cosas a mano
Al principio es importante ir
rápido y no perder el tiempo construyendo servicios que el cliente puede no
valorar.
"Hay muchas cosas que se
pueden hacer manualmente antes de automatizarlas. Si puedes resolver un
problema del cliente 'a mano', házlo y si te encuentras con que es un problema
persistente, o una funcionalidad que va a valorar el cliente, ya tendrás tiempo
luego de automatizarlo cuando haya suficiente volumen de clientes",
indica.
Esto que parece una obviedad
está detrás de muchos negocios que por querer hacer el producto perfecto van
añadiendo variantes y variantes y en el camino pierden su time to market, salen
tarde al mercado o llega la competencia, que resuelve los problemas a mano
mientras ellos no lo hacen porque los están programando para automatizarlos.
Piensan en dos dimensiones
Al igual que el enemigo de Gru,
Vector, un buen emprendedor tiene magnitud y dirección, vamos que piensa en dos
dimensiones: "una, la del
objetivo al que quieren llegar y el tipo de empresa que quieren ser, una
empresa que en el futuro tendrá que escalar y ser escalable; y otra, la de
empezar haciendo todas estas cosas que no sirven para escalar, pero que
garantizan la escalabilidad en el futuro", concluye
Graham.
La primera da la magnitud, la
segunda pone a las empresas en la dirección correcta para crecer.
Éste es el resumen de las
principales ideas, que siguen hoy vigentes, pero no pierdas la oportunidad de…
Leer el original.
Son conscientes de su fragilidad... y de su
potencial
Un negocio no se plantea así:
voy a montar una tienda online de camisetas. Sino así: voy a mantar la
principal marca europea de camisetas sin costuras de tejido ecológico, un
negocio que va a tener presencia en más de 100 países, que tendrá varios
canales de ventas, online y tradicionales, y presencia entre las principales
tiendas de moda del mundo.
La diferencia entre una y otra
no es pequeña. Y entre una y otra está la fragilidad inicial de los negocios: pueden
no conseguirlo, pero tienen que tener claro hasta dónde pueden llegar y cuál es
su potencial.
"Muchos emprendedores
miden inconscientemente a los negocios que arrancan con los estándares de las
empresas consolidadas. Es como mirar a un bebé y decir: "No va a conseguir
nada nunca"", señala el fundador de Y Combinator.
"No pasa nada porque los
periodistas [y ahí nos incluimos nosotros, que no somos una excepción] y los
sabiondos [ahí no nos incluimos] desprecian tu negocio al principio. La mayoría
de las veces se equivocan. Incluso muchos inversores despreciarán tu modelo de
negocio y no cambiarán de opinión hasta que te vean crecer. Lo verdaderamente importante es que tú no
desprecies tu negocio. Tienes
que ser consciente del potencial que tiene tu negocio", señala.
Graham cuenta la anécdota del
regreso de Bill Gates a Harvard después de haber montado ya
Microsoft. "También el cometió el error de despreciar su idea. No habría
regresado de haber sido consciente ya en ese momento del potencial de su
idea", asegura
Saben que no hay que hacer lanzamientos a lo grande
Un lanzamiento por todo lo
alto, estilo Apple no le funciona a una startup. Conseguir clientes, haya o
haya lanzamiento a lo Apple, es un proceso gradual y pensar que una acción de
marketing de este tipo o una asociación con un partner de referencia le va a
ayudar a conseguir esos clientes más rápido. Los grandes lanzamientos se llevan
a cabo cuando la empresa ya está consolidada.
"Al final, todas las
startups que han hecho esto me han dicho que requirió un esfuerzo mayor que el
que inicialmente habían pensado y que no había merecido la pena tanto trabajo
para no conseguir clientes", resalta Graham.
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